La mousse originariamente se elabora con huevos crudos, si no te gusta la idea utiliza huevos pasteurizados, y si eres de la antigua escuela consigue los huevos más frescos que puedas.
Ingredientes:
170 g de chocolate negro (de buena calidad y alto porcentaje en cacao)
170 g de mantequilla, cortada en cubitos
4 huevos (separados yemas y claras)
2 cucharadas de ron o cointreau (según gusto)
Elaboración:
Derretir el chocolate y la mantequilla (ya sea al baño marçia o al microondas, si lo haces con este último, baja la potencia y chequea cada minuto, si no se te quemará)
Prepara una olla con agua y un bol que encaje en la olla, para batir las yemas con el azúcar y el licor, al baño maría, hasta que cambien de color y espesen un poco, unos 3-5 minutillos.
Apartar el bol de fuego y seguir batiendo en frio, hasta que adquiera textura espesa.
Juntar la mezcla de yemas con la mezcla de chocolate.
Batir claras a punto de nieve (en este punto te recomendamos usar la electrónica, pues tu brazo lo agradecerá)
Juntar 1/3 de las claras con la mezcla de choco y yemas (con movimientos envolventes, para no perder volumen), otro 1/3 y el último.
No mezclar en exceso, para que no pierda volumen (recuerda delicadas burbujas de aire que explotan en tu boca, o algo así)
Con la ayuda de una manga pastelera o similar, vierte la mousse en los moldes donde quieras servirla, y refrigeralo durante al menos 4 horas.
Se puede tomar así directamente o adornar con un poco de nata batida, una frambuesa, virutas de chocolate blanco, tiras de naranha amarga confitada o culaquier cosa que se te ocurra.
Bonne apetite¡¡¡¡