Se define como una brasserie moderna, la decoración es muy cálida y acogedora, con cocina vista y buena barra en mitad del local. Mobiliario muy moderno y rollo nórdico. Tiene unos ventanales enormes que dan a la Castellana, por lo que es muy luminoso.
La carta es escasa, pero muy bien seleccionada, puedes elegir entre carnes o pescados a la brasa, y diferentes acompañamientos de lo más sabrosos (muy recomendables las berenjenas caramelizadas con jengibre).
Tambien tienes una pequeña selección de arroces (Boris Izaguirre, que estaba en la mesa de al lado, se decantó por el arroz con butifarra) y algunas entradas tipo ostras o alcachofas.
La carta de postres también escasa, pero con una espectacular tarta de chocolate con dulce de leche.
Pancito casero y muy rico, ultimamente dificil de conseguir.
Rodaballo salvaje con tomate, cebolla, pimiento y patata (era el pescado del día, estaba espectacular en su punto justo de todo)
Solomillo de ternera lechal con arroz salvaje, verduritas y mostaza.
Por último un cafelito.
El precio está en la media de todos los restaurantes modernetes de ahora (he de decir que en BCN el grupo tragaluz es más barato, pero claro esto es Madrid...), sobre los 30-35 euris por pax (dependiendo de vino y de sí de sobremesa os pedís unos gintonics)
Pero lo dicho calidad/precio razonable.
Que lo disfrutéis¡¡¡¡¡¡¡¡¡
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